Hay personas en mi vida que creen conocerme por el hecho de que les conté cómo se conocieron mis papás (cuando todas contábamos la historia) o porque les conté sobre el último barbón (patán) que me gustó…
Pero entonces, como creen conocerme, toman la decisión de que es su deber (y derecho, al parecer) decirme lo que consideran que es lo mejor para mí.
Sé que la mayoría de las personas tienen buenas intenciones, lo sé porque yo también he sido esa persona que da una opinión no solicitada y mi intención siempre ha sido que la otra persona crezca, mejore y que tenga un camino más fácil en su vida.
Y el problema no es que opinen y que me aconsejen, el problema radica en que siento una necesidad apasionada, absoluta, ferviente, casi-casi a nivel de instinto de explicarme.
¿A ustedes también les pasa? ¿Cómo lo controlan? Lo peor es que, soy una mujer soltera, que escribe en internet sobre los calzones que casi se le caen al cruzar la calle o sobre mi trauma con los barbones; o sea, realmente no creo ser una persona que le preocupa el qué dirán o las opiniones de los demás… Entonces, ¿por qué reacciono así?
El tener ganas de correr y enseñarles mis estados de cuenta para que vean que sí pago mis cosas cada que me hablan de “independencia”, o enseñarles mi cuenta de Bumble cada que me dicen que debo “conocer más chavos”.… ¡el simple hecho de querer explicarme! O sea, ¿de cuándo a acá es necesario eso? Pronto me di cuenta de que esto no es sano, pero no puedo evitarlo.
Entonces hoy decidí que sí tengo un propósito de año nuevo. Muy ad hoc con el inicio del 2019: “nuevo año, nueva yo”: Ahora, cada que alguien me de una opinión no solicitada solo diré “Ahh ok” y luego haré lo que consideré mejor para mí. También -aquí viene lo fuerte- no daré opiniones o consejos a menos de que sea solicitado.
Haré tanto el esfuerzo de no engancharme con lo que me dicen, como de no decir más que lo necesario. Porque luego bien chido, ¿no? Que todos se callen pero que todos me dejen hablar. Nope! Aquí la cosa es hacer un esfuerzo parejo…
Se supone que son 21 días, ¿cierto? Para acostumbrarte a algo nuevo o diferente.
Digo, no pierdo nada en intentarlo, ¿no? O sea, ¿qué es lo peor que puede pasar? Me siento satisfecha con esta decisión. Yo creo que sí lo logro, ¿no? ¿O deberían ser más días? ¿O menos? A lo mejor no debí escribirlo y publicarlo. Aunque luego me sirve para sentir apoyo, ¿no? O que alguien más se anime a hacerlo conmigo. ¡Ay! No sé… ¿Y si mejor me aguanto y ya?…
..¿O tú qué opinas?
Elvis, dijiste que no quieres escuchar lo que te dice la gente, pero al final preguntas por su opinión. Quien te entiende.
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¿Qué puedo decir? Fallo todos los días en este propósito… Jajaja
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me encanta ese sin numero de contradicciones en las ultimas lineas , 21 dias es un inicio , por que no? si no resulta seran tus 21 dias de ir por algo diferente, y eso tambien es ganancia jajaja … un saludo..
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Me agrada tu actitud! Así es, si las cosas no salen como quiera, es una experiencia y, por ende, otra historia más para el blog! 🙂
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Así es..😁😁👍
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Los opinólogos siempre brotan por doquier. Me pasa cuando digo que voy al gym, que todos resultan ser expertos en acondicionamiento físico y me insisten en que haga las rutinas que ellos me dicen. Y son varios. Y clásico que les digo “Estoy haciendo esto”, y me contestan con un “Eso no te sirve, mejor haz esto”. ¡Saludos!
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Cierto! No importa el tema o lo que hagas o decidas, siempre alguien va a opinar “con la mejor intención” y te va a decir que lo que haces está mal… Saludos!
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